Menudo pitoniso estoy hecho. Había pronosticado una final ManU-Chelsea. Pues va a ser que no. El martes, el Liverpool de Benítez le ganó la partida al Chelsea de Mourinho. Y ayer el Milan se merendó al Manchester. Lo barrió. 3-0. Con solo ver el resultado ya se puede imaginar cualquiera cómo fue el partido. Actuación estelar de Kaká y Seedorf, y Cristiano Ronaldo y compañía desaparecidos en combate. El Manchester fue un puro querer y no poder.
Así que repetimos la final de Estambul de hace dos años. Liverpool-Milan. Supongo que los italianos les tendrán ganas a los británicos, después de que les quitaran la orejona que ya creían suya en el descanso de aquél partido.
Lo que no me gusta es que la Champions League se está volviendo endogámica, con siempre los mismos equipos disputando—y lo que es peor, ganando—las finales. Bueno, sí, me gustaría que el Valencia estuviera siempre jugando la final… y ganándola… pero echo en falta alternativas a los equipos de siempre.
Qué lejos quedan los tiempos en los que disfrutábamos de potentes equipos de la Europa del Este, sin grandes figuras quizás, pero formando excelentes bloques. Cada vez es más difícil ver llegar lejos a equipos portugueses, holandeses, belgas, escoceses, e incluso franceses. En los últimos años, la Champions League se ha convertido en un monopolio inglés-italiano-español, con el añadido del Bayern alemán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario