Hoy es el día. Me he levantado con el tradicional nudo en el estómago de las grandes ocasiones. Esta noche se juega el Chelsea-Valencia de cuartos de final de la Champions League , pero llevo ya muchos días con la mente puesta en el partido.
¿Qué puede pasar esta noche? Pues puede pasar de todo. Esta noche podré irme a la cama ilusionado, descorazonado, feliz, desesperado… no lo sé. Tengo mi estado de ánimo en las manos de Quique Sánchez Flores y de su equipo, mi Valencia CF. La verdad es que confío en el equipo, en los jugadores, pero no en su entrenador, aunque hoy espero por mí y por todo el valencianismo que sus planteamientos resulten perfectos. O por lo menos que salga todo lo mejor posible.
Un gol. Esa es la llave a la felicidad. Quisiera levantarme mañana con mi mejor cara, iluminada con la mejor de mis sonrisas. Vale. Ya lo sé. El fútbol no es lo más importante en esta vida. Pero parece que mi subconsciente no se da por enterado. Así que a sufrir esta noche. Sufrir. Esa es la palabra clave del valencianismo. El fútbol en Valencia no se entiende si no está ligado al sufrimiento, al patiment. Así que esta noche tenemos todos una cita con el patiment en Stamford Bridge, el estadio del Chelsea. A las nueve menos cuarto. A patir.
Foto: inkiboo Flickr
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