Para quien no haya visto el partido y sólo se haya enterado del resultado final, 1-1, éste le puede parecer magnífico para el Valencia. Un resultado que todo el mundo hubiera firmado antes de empezar. No es mal resultado, no. Pero no dejo de pensar que el Valencia debía haber acabado su cita en Stamford Bridge mucho más brillantemente, si no en el resultado, por lo menos en el juego.
En la primera parte el Valencia fue el que todos queremos. Su juego parecía sacado de un manual de buen fútbol. Presión. Anticipación. Fortaleza defensiva. Precisión. Ambición. El Valencia fue en estos primeros cuarenta y cinco minutos un equipo sólido, fuerte, compacto, con unos jugadorazos delante capaces de desequilibrar el partido a la mínima ocasión. Y eso fue lo que hizo Silva. No consiguió marcar en la primera clarísima oportunidad que tuvo, pero sí en la segunda.
En particular me llamó la atención la banda izquierda. Del Horno y Vicente llevaban siempre muchísimo peligro a los dominios del portero del Chelsea, Cech, ese que juega con ese extraño gorro por culpa de una grave lesión. No es que lo hiciera mal Joaquín por la derecha, pero la verdad es que no pudo contar con mucha ayuda de Miguel, que no tuvo su mejor noche ni mucho menos. Vi a la defensa impecable y al centro del campo luchador y batallador, sin dar ningún balón por perdido. Delante Villa, como siempre una preocupación mayúscula para los defensas, y Silva, el héroe de la noche, el jugador que probablemente se esté consagrando como uno de los mejores de Europa.
La segunda parte fue la otra cara de la moneda. El Valencia dejó ver su lado timorato, conformista, su miedo que acaba echando a perder los resultados. Todo salió mal. El gol del Chelsea, en un fallo al alimón de Ayala y Cañizares. Inmediatamente después, la lesión de Vicente -y van demasiadas- que trastocó el centro del campo, que ya no volvió a funcionar. Pero bueno, aunque fuera a duras penas se consiguió parar a ese portento del fútbol que es Drogba, y a esos magníficos creadores que son Lampard y Ballack.
Lo peor de la noche ha sido la enésima lesión de Vicente. Pobre hombre. Este año desde luego no es el suyo. No hablo de mala suerte porque para mí no existe, siempre hay una razón detrás de todo. Y habrá que buscar la causa que provoca tantas lesiones en los jugadores del Valencia.
En definitiva, la eliminatoria se resolverá en Mestalla, donde los aficionados ya sueñan con el pase a semifinales. Pero ojo. Que puede pasar cualquier cosa en el partido de vuelta. Que no debemos olvidar que nos enfrentamos al todopoderoso Chelsea, cuyos jugadores son lo mejor de lo mejor. El mayor enemigo seremos nosotros mismos pensando ya en la final de Atenas, cuando ni siquiera nos hemos clasificado para las semifinales.
En fin, buenas noches. Me voy a acostar con confianza en los nuestros. La eliminatoria no está ganada, por supuesto, pero creo que la podremos resolver a nuestro favor en Mestalla. Y yo tengo mi entrada. No me perdería el partido por nada del mundo.
Foto: www.valenciacf.es
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