Hoy jugamos contra el Athletic. ¡Qué miedo me da! No por el rival... bueno no sólo por el rival, sino porque creo que estamos todos más pendientes de la Champions League que de la liga. Llevamos unos días hablando y pensando en el partido de vuelta del martes contra el Chelsea, sin dar apenas importancia al partido de hoy. Que es más importante de lo que nos pensamos. Que nos jugamos la liga (bueno, eso quizá no demasiado) y los puestos Champions (eso sí). Y nos lo jugamos contra un equipo que se juega la vida, que está luchando por la permanencia, y que juega en casa ante su público.
Por si faltara poco, tenemos la plantilla justísima en estos momentos. El equipo ya acusa el cansancio de la temporada a estas alturas, y no hay muchas combinaciones posibles para las rotaciones y para dar descanso y reservar a algunos jugadores para el partido contra el Chelsea. Las lesiones han hecho estragos en el equipo, y el partido se jugará sin muchos de los considerados titulares.
El de hoy es un partido que en condiciones normales estaríamos todos pensando en ganarlo claramente. Pero en las actuales circunstancias lo veo negro. Aunque a lo mejor juega a nuestro favor el nerviosismo del Athletic, que viene de perder cuatro de los últimos cinco partidos, y que necesita la victoria a toda costa.
No sé, mi lado realista me dice que esta noche palmamos, pero siempre me queda mi lado eufórico y optimista. Porque tenemos que asegurar la Champions del año que viene... como mínimo. Y porque nos daría mucha moral para el próximo martes.
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